Entonces los jefes se acercaron a los dominios de Sigmar
¡combatamos contra los goblins, a los orcos derrotemos!
Sigmar, portador del martillo, llévanos a la guerra
y las tribus marcharon a la batalla
con el hierro de los enanos marcharon al combate
contra los goblins y los orcos.
En la llanura, al lado del poderoso señor,
se enfrentaron a la horda goblin, deseosa de matanza
y el número de goblins
que cayó fue incontable
y el número de orcos fue el de los árboles en un bosque,
y el número de trolls
fue superior al de los peñascos de una montaña
y el número de hombres que cayeron fue escaso.
Y los dioses concedieron la victoria a los hombres
hasta el Fin del Mundo los goblins huyeron,
pero ya la mayoría de ellos yacían muertos.
Llegaron enanos del rey Kurgan,
gran rey de los enanos, cuyos atrios
están en Karak. Un noble mensajero,
Alaric el Herrero Rúnico,
desde las lejanas Montañas Negras
atravesando el Paso del Fuego Negro
donde los innumerables goblins
y los incontables hobgoblins
y los orcos negros deseosos de matanzas
asediaban las fortalezas enanas.
Sigmar, portador del martillo,
vendrá y combatirá junto a su amigo.
Los goblins no se interpondrán entre nosotros,
los hombres y los enanos.
En el paso del Fuego Negro, los hombres combatieron y
y destrozaron a la horda enemiga
se encontraron con los enanos y se abrazaron,
hermanos de batalla.
Sigmar el Portador del Martillo y Kurgan el Rey,
El Martillo de los goblins
y el Yunque de los enanos.
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